Emilio Lledó y mi pereza de domingo

Es domingo por la tarde. Las noticias constantes de la crisis económica se alternan con la resaca de la victoria de la selección española en Sudáfrica frente a Paraguay, y con la de Rafael Nadal en Wimbledon. He de trabajar y preparar una semana repleta de viajes, de actividades y temas variados. Grabación de la serie en la que estoy trabajando, postproducción de un documental en USA, preparación del guión de un largometraje, y otras labores con fecha de entrega. Voy mareando al tiempo, e intentando vencer la enorme pereza dominical que me impide ponerme a hacer lo que debería.
Pasando de un canal a otro, en la 1 de TVE de repente aparece un rostro de hombre, unos ojos verdes tras unas gafas de profesor octogenario. Las primeras palabras que escucho me atrapan.

...En la vida hay dos temas: lo que se ama, y lo que se dice... Los sentimientos y el lenguaje...

Es el académico, filólogo y filósofo sevillano Emilio Lledó. Empiezo a sentir que sus palabras hablando de pasión, de entusiasmo, empiezan a resquebrajar mi apatía de domingo por la tarde. Su misión con sus alumnos y con los que le rodean siempre ha sido estimularlos, transmitir y comunicar su inquietud por saber, por conocer, por la vida.
Más allá de sus méritos, su sapiencia, premios, logros, altura intelectual... lo impactante al verlo es su fuerza tras décadas de trabajo, la alegría que transmite y las ganas por vivir y emprender proyectos.
Termina la entrevista, y tras haberlo escuchado durante casi media hora, me doy cuenta de que me ha inspirado. Me ha contagiado su empuje y me ha dado ejemplo vivo de lo que es el amor por las palabras como forma de diálogo con los demás y con uno mismo; me ha enseñado lo que una pasión como la que Emilio Lledó siempre ha sentido hacia su labor, puede hacer cuando se pone en acción.
Vuelvo a los preparativos de la semana con una dosis mayor de entusiasmo del que tenía hace una hora, y con la imagen de sus pupilas repletas de emoción fresquísimas en mi mente.
Gracias, profesor. No era fácil quitarme la pereza de domingo.

Artículo de Juan Cruz sobre Emilio Lledó